martes, 21 de abril de 2009

Reflexiones post robo

Esto es lo que dice la RAE de la palabra rebelde:
1. adj. Que, faltando a la obediencia debida, se rebela (‖ se subleva). U. t. c.
Yo no me considero rebelde, ni un poquito, de verdad, me gustan las leyes y me gusta cumplirlas.
Sin embargo, hay leyes que no me gustan. Las circunstancisa te llevan a obedecer ciertos dictámenes para que cuides de tu vida y la de las demás.
Pero no voy a seguir hablando de leyes, porque voy a salir perdiendo porque éste es un blog llevado por abogados; a lo que quiero referirme es a esas normas y "deber ser" que no están escritos en una gaceta o en un librito, pero que si no cumples, tendrás un castigo.
En Caracas HAY que ir encerrado en su carro, con los vidrios arriba, con las cosas escondidas y viendo para todos lados, sino llegan Budú o Nigga o Trece y caíste. ¿Quién no cumple esa norma?... Moi.
No la cumplo, no la he cumplido y no la cumpliré, por eso pagué la consecuencia esperada: Me robaron. Un choro sin pistola, chiquitico y que hasta se rió conmigo por unos 3 segundos rarísimos, hasta que arrancó su moto y se fue con mi teléfono.
Son los motorizados y todos los ladrones, los que han impuesto esta nueva ley de claustro a cuatro ruedas... Y ¡no! ¡no vale! yo no voy a andar encerrada... ¡Me da fastidio! ¡Me da claustrofobia! No me quedará otra que hacerme pana de los motorizados choros, de tener una cajita de ahorros para nuevos celulares y algunas botellitas de valerianas para pasar los sustos que vendrán, pero ME NIEGO a vivir encerrada. Perdón mamá, perdonen todos los que se preocupan genuinamente por mí, pero a mí me gusta mucho el aire que me pega en la cara mientras manejo y me gusta sacar el brazo por la ventana cuando rueda el carro, por esas cosas tan simples me rebelo contra esa norma de encierro que los malandros han impuesto.
Así que voilá, fíjense cómo comienza un acto de rebeldía: Todo pasa cuando actúas bajo tus propias reglas, haciendo lo que te haga sentir mejor, sin importarte las consecuencias.
Me ca** en los motorizados y sus ínfulas de ladrones... Me da tristeza pensar en el estado que tiene que estar otra persona para robar a otra... Me da miedo que me roben, pero igual seguiré manejando con el vidrio abajo... De ahora en adelante me consideraré rebelde (aunque sea un poquito) pero con una causa y por el simple hecho de no subir el vidrio (qué incoherente)... Me le rebelo a los ladrones... Y sigo pensando una cosa que pensaba antes de que me asaltaran: Creo que hoy en día, y en Venezuela, un ladrón es más honesto que un policía; por lo menos ellos no se disfrazan de autoridad y, a pesar de todo, asumen su rol sin escudarse en un uniforme.
Disculpen en desorden de ideas... Todavía estoy en shock.

2 comentarios:

GBA dijo...

Jajaja está muy bien Amira!, yo te secundo en tu rebeldía, a mi tambien me encanta manejar con el vidrio abajo, y no pretendo subirlo! así que te apoyo totalmente.

Eso sí, como me considero una persona a la que le importas genuinamente, podrías por lo menos estar pendiente con los retrovisores, por lo menos eso es lo que hago yo, vidrio abajo pero pendiente de quien me pasa por al lado.

Saludos y cuídate.

Jordy Enrique Moncada dijo...

Rebeldía de los vidrios abajo!. Quizas si todos tuviesemos los vidrios abajo sería mas dificil para los ladrones robarnos, pues en la selección perdieran tiempo valioso.

Sin embargo, no todos roban por necesidad, muchos por facilismo.

Besos