miércoles, 27 de mayo de 2009

Recuerdos, cotidianidad y ciudadanía

A Mario y a Luz también

Todos somos una patria, patria es humanidad. Viejo país en préstamo, país lejos de mí que está a mi lado. Un viento misionero sacude las persianas, el viento bate franjas de aluminio y sin embargo a veces nos ayuda un indicio.

Unos como invasores, otros como invadidos, ¿qué país no ha perdido la inocencia?, pero además ¿de qué sirve un país inocente?. Aunque tengas pocos años creo que hay que decirte la verdad para que no olvides, no me ensucie las palabras, no les quite su sabor y límpiese bien la boca si dice revolución.

Seré curioso señor ministro, ¿de qué se ríe?, un torturador no se redime suicidándose, pero algo es algo, hagamos un trato por suerte somos otros, usted conoce la ley amarga de estos países, nosotros es fácil de arreglar con sábanas que bueno sin sábanas da igual. Aprendemos en la escuela y nos aprehende la policía.

Si los responsables del mundo son todos venerablemente adultos, y el mundo está como está, ¿no será que debemos prestar más atención a los jóvenes?. Cada generación tiene sus jóvenes, y, en el mejor de los casos, son precisamente los jóvenes los que le dan color y la definen.

El hogar ya no es, como hace medio siglo, un refugio sino casi una prisión. Sin embargo, semejante relación no es de afecto sino de odio compartido, pero el odio nunca une o hermana sino que a lo sumo amarra cruentas necesidades. La salud moral, la transparencia espiritual de un joven, será la probable garantía de que la continuación de la vida habrá de ser limpia, honesta.

La conciencia es un contratiempo del pasado, por lo general, se trata de sumergirla en el olvido, pero es obvio que el olvido está lleno de memoria. Cuando sentimos nostalgias del presente, sabemos que ahí no tienen cabida quienes lo falsean.

Se vapulea con razón a la televisión basura, pero nadie se ocupa de la canción basura, que paulatinamente va desgastando la veta sensible de los jóvenes.
No te quedes inmóvil al borde del camino, un hombre triste no se parece a ningún otro hombre triste, si cada hora viene con su muerte, si estamos lejos como el horizonte, vuelvo y pido perdón por la tardanza.

Defender la alegría como una trinchera, defender la alegría como un atributo, defender la alegría como algo inevitable, de las ausencias transitorias y definitivas, también de la alegría.

Resumiendo, estoy jodido y radiante, quizás más lo primero que lo segundo y también viceversa.

Gracias por el fuego.

PD: Nadie mejor que Benedetti describió la cotidianidad y la ciudadanía de nuestros pueblos, por esto, éste es mi homenaje para recordarlo.

domingo, 17 de mayo de 2009

Luto

“La muerte y otras sorpresas” casualmente fue el último libro que leí, por coincidencia de tu autoría, esa muerte a la que tanto enfrentaste y desafiaste a lo largo de tus líneas, hoy tocó a tu puerta, preparó la cama para dos y nunca sabré si anunció su visita.

Como alguna vez dijiste, dio vergüenza teclear las letras de tu nombre, cuando una confidencia digital me participó que ya no estabas, que esa historia viva que eras, empezaba a ser historia, de esas que leemos en diarios, páginas web, libros, ya nunca de esa que podrías compartir en ese café de Montevideo al cual siempre ibas, al cual siempre quise ir, muy bien acompañado a darte las gracias.

Seguro todos los que te inventaste te recibirán, salúdame a Avellaneda y aunque no tengo una servilleta y mucho menos te tengo frente a mí, te hago llegar mi más sincero agradecimiento por ser mi formador a distancia.

JEM

lunes, 11 de mayo de 2009

Sabían que...

Sabían que, Cervantes y Shakespeare murieron el 23 de abril de 1616, aunque con 11 días de diferencia debido a que España seguía el calendario gregoriano, mientras que Inglaterra seguía el calendario juliano...

Saludos,

GBA.